Cabo San Pablo: redes ilegales, fogones prohibidos y tierras ocupadas detrás del video de un influencer chef

En Cabo San Pablo un video turístico revela redes ilegales, fogones prohibidos y tierras ocupadas pese a los carteles oficiales. Sin controles, el Estado vuelve a fallar.

Tierra del Fuego25/11/2025
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Un video grabado en Cabo San Pablo, donde un influencer chef muestra una supuesta “experiencia de cocina fueguina”, terminó exponiendo prácticas prohibidas que pasan frente a los ojos de todos sin ningún tipo de control estatal. Mientras el contenido intenta mostrar una postal típica de la costa, detrás aparecen redes de pesca ilegales colocadas en zona de desove, un fogón en un área no habilitada y un predio ocupado pese a un cartel de la AREF que advierte claramente: “No ocupar tierras”.

La primera imagen del video es contundente. El cartel oficial marca la prohibición de ocupar el terreno, pero aun así en el lugar hay estructuras instaladas, actividad permanente y un uso del espacio como si fuera privado. Ese contraste refleja un problema conocido en la provincia: las normas existen, pero nadie las hace cumplir.

A medida que la cámara avanza se observan otras irregularidades. Una de las tomas muestra una red instalada a metros de la desembocadura del río San Pablo, un sector donde distintas especies ingresan para desovar. Allí los peces suben a reproducirse, depositan sus huevos y semanas después los juveniles regresan al mar. Colocar redes en ese punto interrumpe todo el ciclo biológico, atrapando tanto adultos como juveniles, motivo por el cual está prohibido desde siempre. Que estas prácticas ocurran a plena vista y sin presencia estatal evidencia una seria desprotección ambiental.

El video también muestra un fogón encendido en un área no habilitada para hacer fuego, una actividad que en Tierra del Fuego está restringida por razones climáticas, riesgo de incendio y fragilidad del ambiente. Aunque la intención del influencer sea simplemente cocinar al aire libre, el lugar elegido no está permitido para este tipo de prácticas.

Lo más llamativo es que todo sucede a la vera de la ruta A, un punto accesible y visible, lo que vuelve más evidente la falta de controles. Si en un sitio tan expuesto no aparece un solo inspector, surge la pregunta inevitable: ¿qué ocurre entonces en zonas más alejadas, en los accesos secundarios o en la extensa costa atlántica?

La precariedad del sistema de fiscalización agrava el panorama. Los guardias ambientales, encargados de controlar estas áreas, cobran mil pesos la hora, no cuentan con viáticos ni equipamiento adecuado y deben trasladarse por su cuenta a lugares remotos. Bajo esas condiciones, garantizar presencia estatal es prácticamente imposible.

Mientras tanto, la provincia parece convivir con la ocupación irregular de tierras como si fuese una práctica naturalizada. Incluso se han visto gestos oficiales que terminan legitimando estas conductas, como reconocimientos públicos en Buenos Aires a quienes ocuparon sectores en Puerto Almanza. En ese mismo sentido, jóvenes vinculados a ocupaciones costeras presentaron proyectos de “regularización territorial” para emprendimientos turísticos y gastronómicos levantados originalmente sin autorización.

No se cuestiona al influencer que grabó el video, sino a la ausencia del Estado. La falta de control permite que áreas sensibles sean utilizadas sin permiso, con prácticas que afectan el ambiente y alteran el orden territorial. Cabo San Pablo vuelve a demostrar que, aunque las normas están escritas, en el terreno la realidad es otra: la pesca prohibida, los fogones ilegales y las ocupaciones avanzan sin freno, enviando un mensaje preocupante de descontrol y desprotección en puntos clave de Tierra del Fuego.

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