Furia descontrolada en Nepal sin precedente

Las protestas por la prohibición de redes sociales y la corrupción derivaron en ataques directos contra dirigentes y sus familias. Renunció el primer ministro K.P. harma Oli, pero la ola de violencia contra todos los políticos sigue.

Mundo09/09/2025
El ministro de Finanzas de Nepal es obligado a caminar semidesnudo en un río, luego de ser golpeado y corrido

Una ola de furia y violencia se desató como nunca antes en Nepal, donde miles de personas salieron a las calles para manifestarse contra el gobierno de K.P. Sharma Oli, quien había impuesto una prohibición a las redes sociales en el país. La medida fue la gota que rebasó el vaso tras años de denuncias de corrupción, promesas incumplidas y una economía que golpea a los ciudadanos.

El cuarto mandato de Oli, iniciado el 15 de julio de 2024, terminó abruptamente el 9 de septiembre de 2025, en medio de un estallido que rápidamente se transformó en crisis política y social. La renuncia del primer ministro no frenó la violencia: por el contrario, abrió paso a ataques directos contra funcionarios de alto rango y sus familias.

Uno de los episodios más trágicos ocurrió en la residencia del exprimer ministro Jhalanath Khanal, histórico referente del Partido Comunista de Nepal (UML). Su vivienda en Dallu, Katmandú, fue incendiada por manifestantes, dejando atrapada a su esposa, Rajyalaxmi Chitrakar. Pese a los esfuerzos de los socorristas, la mujer murió horas después en el Hospital de Quemaduras de Kirtipur.

La familia confirmó el deceso, descrito como un “golpe devastador” para Khanal, figura todavía influyente en el movimiento comunista. 

La furia también golpeó al ministro de Finanzas y viceprimer ministro, Bishnu Prasad Paudel, quien fue perseguido en el centro de Katmandú. Videos difundidos por medios regionales muestran cómo fue derribado, pateado y despojado de su ropa, hasta que logró huir en ropa interior lanzándose a un río para salvarse.

El episodio fue calificado como una humillación sin precedentes para la élite política, reflejo de la incapacidad del gobierno para contener la crisis y garantizar la seguridad de sus propios dirigentes.

Lejos de apaciguar los ánimos, la dimisión de Oli profundizó el estallido social, que hoy combina reclamos de justicia, rechazo a la corrupción y un hartazgo generalizado con el sistema político en la nación del Himalaya.

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